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viernes, 13 de abril de 2012

De la maledicencia

Alguna vez leí una anécdota de la segunda guerra mundial con referencia a Stalin, lamento no recordar la fuente, pero la anécdota se refería a cierta ocasión en que el Mariscal , pongamos por nombre Ultinov, estuvo en acuerdo con Stalin a puerta cerrada, al salir tenía el rostro descompuesto y dijo “Maldito bigotón, me las va a pagar”; el secretario de Stalin que se encontraba a poca distancia de la puerta de salida, escucho perfectamente lo dicho por el mariscal Ultinov, y ni tardo ni perezoso entro al despacho de Stalin, y le dijo:”Camarada Stalin, el Mariscal Ultinov al salir dijo :Maldito bigotón me las va a pagar”, al enterarse de esto Stalin mando llamar al Mariscal y le preguntó a quien pensaba cuando hizo ese comentario, a lo cual el mariscal contesto, a Hitler , por supuesto, Camarada Stalin, recién me dijo Ud. Los daños que habían tenido nuestras tropas por los alemanes en el frente, entonces Stalin se dirigió a su secretario y le pregunto: ¿En quien pensaba Ud. Camarada, cuando me dijo ese comentario?

Así de sutil, casi sin sentir, puede surgir el rumor, que se esparce, con rapidez, como se multiplican los casos en una epidemia, tal como la compara Fernando Pascual[1].

Aparece así la maledicencia[2]. Utilizando la maledicencia se puede enviar a presión, destituir de un puesto de trabajo, ocasionar un divorcio, destruir una familia, destruir el espíritu fraterno, afectar la dignidad y el prestigio y muchas penas más[3].

Con respecto al tema que nos ocupa Nuestro Q.·.H.·. José Luis Silva[4] relata la historia de una mujer, quien llego hasta su párroco con una confesión que le atormentaba, el párroco la conocía como una habitual chismosa, que calumniaba a cada mujer en el pueblo. ¿Cómo puedo hacer para cambiar? Suplico. El párroco respondió” Si Ud. Quiere tener paz en su conciencia, tome un saco de plumas de ganso y póngalos en la entrada de cada una de las casas, de las personas que ha difamado”. Después de cumplir el pedido, volvió al párroco le pregunto ¿Eso es todo? No dijo el anciano “ahora debe volver a recoger cada pluma y traerlas aquí”, luego de largo tiempo, volvió la mujer sin una sola pluma:”El viento las esparció todas” dijo ella. “Buena mujer, dijo el sabio “Así es con los chismes, las hirientes palabras se esparcen con facilidad, pero nunca podremos volver a recogerlas”.

Bien decía Cicerón: “Nada hay tan veloz como la calumnia, ninguna cosa más fácil de lanzar, más fácil de aceptar, ni más rápida en extenderse”

La calumnia, sin embargo, parece pertenecer a la naturaleza humana: “Serás mas casta que el hielo y más pura que la nieve y no podrás evitar la calumnia” decía el Hamlet de Shakespeare.

¿Qué lo promueve? Se dice que la envidia, la ira, el rencor, o simplemente el afán de ser protagonista, sus antídotos son el amor, el perdón y la tolerancia.

La estructura del chisme es simple dice Alcazar[5] : “está conformada por el chismoso, el receptor de la habladuría y la víctima, de que se habla en forma negativa y sin fundamentos. Esto puede ir desde una simple crítica hasta la invención de toda una historia en torno a un sujeto determinado”.

“En la antigüedad, cuando se afectaba el honor de una persona, era casi obligatorio, cuestión de dignidad, lavar la ofensa con un duelo que podía terminar en la muerte de uno de los dos contrincantes. El fin era borrar la mancha creada por una mentira, el honor era sagrado, no era concebible que este se manchara por una criticable y muchas veces cobarde maledicencia”[6].

Por las consecuencias arriba señaladas, nuestra honrosa institución, a través de el recordatorio de los deberes “que tantas veces habéis jurado ante esta Ara”, nos exhorta a ser diligentes, prudentes y discretos.

En la la clausura de los trabajos, de todas las logias juridiccionadas a la Gran Logia del Norte de Perú y dentro del ritual del rito escocés, el V.·.M.·. Pregunta: ¿Qué debe evitar un masón?: “la maledicencia, la calumnia y la ociosidad” es la respuesta.

Decía Plauto:”Los que propagan el chisme y los que la escuchan, todos ellos deberían ser colgados: los propagadores por la lengua, y los oyentes por las orejas”.

Habrá que recordar, que a ninguno de nosotros, nos es dable el derecho de hablar de terceras personas en su ausencia, y si acaso se nos olvida, es imperativo no olvidarse de la obligación de hablar bien de ellos.

Seamos pues el muro que detiene el rumor y el silencio que impida su nacimiento, quitemos con voluntad, si es que lo tenemos y reconocemos, de nuestra piedra bruta este vicio, en bien general de la Orden, de la Humanidad y de este taller en particular.

Es cuanto


[1] Vease: http://es.catholicc.net/tema controvertido/174/1598/articulo.php?id=10560

[2] Vease : Diccionario de la Lengua Española. Espasa Calpe. 2005: Acción de maldecir o murmurar. Maldecir se refiere a hablar de alguien cn mordacidad deningrandolo.

[3] Silva Cueva, José Luis: La Maledicencia . M.·.M.·. de la P.·.R.·.L.·.S.·. “Justicia Bondad Moralidad 157” No.6. Vall:·. Trujillo.Glonorte.Perú.

[4] Ibid.

[5] Alcazar del Castillo, Jorge Luis:La maledicencia, la calumnia y el chisme. Véase: www.grijalvo.com/Jorge Alcazar/Maledicencia_calumnia_chisme.htm

[6] Ibid

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