Dice Jaume Soler (1) citando a Juan José Millas:” Al nacer, alguien toma en sus brazos aquel pedazo de carne fresca y la comienza a amasar con palabras”.
Las palabras dice Soler:.. “los mensajes que nos dan las personas que nos reciben, que nos cuidan y nos educan, van configurando nuestras creencias y nuestra conciencia de nosotros mismos, así: somos niños o niñas, altos o bajos, guapos o feos, inteligentes o tontos, competentes o incompetentes, valientes o débiles “y vuelve a citar a Millas:” Nos cuecen en una salsa de adjetivos, nombres, pronombres, verbos, preposiciones y adverbios, el lenguaje condicionará nuestra construcción y aceptación”. Insiste Soler:” a veces no somos suficientemente conscientes del poder que las palabras tienen para construir una identidad”.
En efecto es a través de la palabra escrita o hablada y ejecutada en obras como construimos nuestras creencias.
Si el alma, “anima” según los antiguos es el motor de la vida, las creencias constituyen el libreto que señala nuestro papel como actores del teatro de la vida hasta llegar al omega particular de cada uno de nosotros, donde emprendemos nuestra última jornada y llegamos a nuestra última morada.
Qué situación tan interesante el hecho de que el hombre en su actuar crea la cultura y esta, a su vez, crea al hombre.
Cuando en una de sus conferencias, se le preguntó a Kristnamurti (filosofo hindú) sobre que pensaba que era la Humanidad, éste contesto:” La humanidad somos tu y yo, multiplicada por millones de personas”, en otras palabras, y a mi entender: “si tu y yo somos ladrones y los demás son como nosotros, la humanidad es un conjunto de ladrones”.
La humanidad en lo general y cualquier sociedad en lo particular se definen por la suma algebraica de sus creencias.
En este entrecruce de conceptos sobre el valor de la palabra, las creencias y la cultura ¿Dónde nos situamos los masones? ¿Qué hay de común entre los masones ingleses, italianos, norteamericanos o mexicanos por mencionar solo algunas nacionalidades?
Encuentro que los masones con independencia de nuestra nacionalidad, proponemos como creencias y valores fundamentales a la dignidad humana la libertad, la tolerancia, la igualdad, la ley, la fraternidad, la paciencia, la razón, la templanza, la voluntad, el trabajo, la unión, el respeto y la lista hasta aquí no es exhaustiva, podríamos resumirlo en una frase: Ejercer las virtudes.
Esa es la propuesta de los masones a la cultura y es la cultura en que se forman. La propuesta es doble, de palabra y acción, de concordar lo que se dice con lo que se hace, en el ejercicio de nuestras cotidianas actividades, desde las más sutiles hasta las más evidentes en cualquiera de nuestros roles como personas, como padres, como amigos, como ciudadanos.
Si los profanos ignoran que somos masones nuestras inconsistencias se medirán en nuestra conciencia y en el observar tolerante de nuestros HH.·. Quienes nos corregirán nuestras faltas “con suavidad”.
Si los profanos saben que somos masones, bien sea porque lo decimos de viva voz o porque portamos una insignia que nos identifica, nuestras inconsistencias los harán exclamar: “No te creas de él, es un hipócrita, es igual que todos”.
Es cuánto.
Bibliografía:
1. Soler, Jaume: La ecología emocional. Ed. Amat.
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