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viernes, 13 de abril de 2012

De las opiniones, la verdad y la convivencia


Qué curioso es el Hombre, nacer no pide, vivir no sabe, morir no quiere.
Anónimo
He aquí que dos personas empiezan a platicar sobre un determinado tema, (dejo a la imaginación de Uds. Qué tipo de personas o de que tema estén hablando), el hecho es, que como sucede habitualmente, al inicio existe una cierta armonía y equilibrio entre los dos interlocutores, la conversación ocurre de manera tranquila, amable, sin grandes sobresaltos en cuanto a la intensidad de la voz o la manifestación de las emociones , sin embargo, a medida que transcurre el tiempo se empieza a definir que empiezan a disentir, es decir a opinar diferente, pongamos por caso que uno de ellos opina A sobre el asunto y otro B, Esto no debiera asombrarnos, la diversidad humana es tan rica en sus expresiones e interpretaciones de cada uno de los individuos que componen la humanidad, que es un error esperar uniformidad en todo, cuando todos y cada uno de nosotros tenemos orígenes, cultura, experiencias etc. Diferentes, por esa razón bien decía el filósofo español Ortega y Gasset “ Soy yo y mis circunstancias”. Pero sigamos con nuestro relato, resulta que estas dos personas de que hablábamos han tomado ahora una posición diferente, defienden sus idea como si en ello les fuera la vida, se empiezan a arrebatar la palabra, aumenta la intensidad de la voz, el tono emocional, y aparecen las frases lapidantes e irrespetuosas: “Estás loco” “como se ve que no sabes nada de esto” “eres un necio” , insultos varios que podemos resumir en este escrito con una serie de arabescos de arroba, gato (#@”?/!) y demás. ¿Por qué sucede esto? ¿Por qué ocurre que cada quien piensa que es el dueño absoluto de la verdad? Y lo que es mas de asombrarse, hay enojo porque el otro piensa distinto, aparece pues la intolerancia , cada uno de los actores trata de imponer al otro su idea, llevando la plática a un terreno de ganar o perder, en lugar de que cómo bien expresaba Víctor Hugo “Nada más estúpido que vencer, la verdadera gloria es convencer”, pero convencer requiere paciencia, inteligencia, argumentos, lógica, tiempo, cultura, y lo más importante: asumir una posición de humildad , despojarse de la arrogancia y pensar que podemos estar equivocados o bien que lo que nos dice nuestro interlocutor no necesariamente es excluyente de lo nuestro, sino que bien pueden complementarse, pero no, siempre será más fácil la imposición, por eso los estados absolutistas o dictaduras resuelven el problema eliminando físicamente al opositor por medio de encarcelamiento, muerte etc., en la vida común no se asesina pero siempre queda el recurso de la difamación, decir, criticar y burlarse en diversos ámbitos de las opiniones del otro, y ocurre en suma pues que se rompe la fraternidad humana.
Nuestra Augusta Institución, nos enseña lo irrelevante y trivial que resulta asumir esas posturas absolutistas, nos enseña a percatarnos y ser conscientes de que no somos dueños de la verdad absoluta, que no es necesario romper la fraternidad por conseguirla, que concediendo la libertad de conciencia y pensamiento a cada quien, se logra más que impidiéndolo, derivándose de esta actitud una sociedad más rica , fuerte, creativa, donde cada quien es piedra cubica de un edificio humano superior, ahí radica la fortaleza del Hombre como especie y como individuo, no tenemos las garras del león, la piel del oso, la velocidad del venado, pero somos más fuertes en la medida que somos libres de ser diferentes y de vivir en armónica convivencia, intercambiándonos nuestras fortalezas y apoyándonos en nuestras debilidades, bien decía Emerson (ensayista norteamericano). “Cada hombre es superior a mí en algún aspecto y puedo aprender de el “. Agregaría yo: Lo que él sabe y lo que se yo, nos hace más que uno, bien decía G.B. Shaw:”Si tú tienes una manzana y yo tengo otra manzana e intercambiamos manzanas, entonces tanto tu como yo seguimos teniendo una manzana, Pero si tú tienes una idea y yo tengo una idea, e intercambiamos ideas, entonces ambos tenemos dos ideas”.
He aquí pues en resumen la fraternidad, la libertad y la tolerancia, valores que defiende y pregona nuestra Honrosa y Antigua Institución.
Es cuanto.

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